Sunday, May 26, 2013

Investigadores identifican una nueva clase de inhibidores de FGFRs


Traducción: Maria Cristina Terceros

Pescando nuevas drogas

Actualmente, una de las estrategias más utilizadas para descubrir nuevas potenciales drogas es una denominada high throughput screening (o cribado o selección de alta capacidad en traducción libre; HTS; enlace en inglés). Ésta es una técnica a través de la cual el investigador es capaz de probar millares de compuestos durante un corto periodo de tiempo, permitiendo encontrar aquéllos que tienen mejor / mayor afinidad con un objetivo específico. En otras palabras, los investigadores pescan nuevas potenciales drogas atrayéndolas usando cebos o carnadas específicas (por ejemplo, puede ser el receptor del factor de crecimiento de fibroblastos tipo 3, FGFR3). Otra manera de entender esta técnica es pensar que se trata de una especie de filtro. Se coloca el café en polvo en el filtro, se añade agua caliente y la taza será llenada apenas con un líquido oscuro, rico y sabroso.

Muchas de las drogas anti-cáncer actualmente disponibles de la nueva generación fueron descubiertas usando HTS y los investigadores continúan usando esa técnica para descubrir más. Es de esa manera que la nueva y potencial droga que da el título a este artículo fue identificada. Vamos a analizar brevemente cómo esa droga podría dirigirse hacia una nueva estrategia contra el FGFR3 mutante y ver si ella podría ser usada en la acondroplasia.

Los inhibidores de la tirosina quinasa (TKI) y cómo ellos funcionan

Actualmente, muchos de los nuevos TKI utilizados en el tratamiento del cáncer, tales como imatinib y el dovitinib (también conocido como TKI-258, un pa-inhibidor de FGFR), funcionan a través del bloqueo de una región específica dentro del dominio de la tirosina quinasa de la enzima receptora-objetivo (diana) denominada ATP pocket o, literalmente, bolsillo de ATP.

Vamos a traducir esta frase bastante llena de jerga en algo comprensible. El artículo anterior del blog describe el modo de actuar de los TKI (y incluye un enlace con una animación que muestra cómo es que funciona el TKI), pero, en resumen, estos compuestos inhibidores son como la capa del enchufe eléctrico (figura).


Cuando uno de esos agentes se une al bolsillo del ATP, impide la carga eléctrica de la tirosina (un aminoácido, una parte de la estructura de la enzima), lo que a su vez impide la unión y la activación (el encendido) de las enzimas vecinas. Esto es lo que llamamos de vía o cascada enzimática, donde una enzima activada, activa la siguiente y así en adelante, como si se tratase de un efecto dominó (el cual analizamos aquí). Cuando nosotros tapamos el enchufe, nadie puede encender una licuadora. ¿No es verdad?

Las células cancerígenas utilizan enzimas tales como el FGFR3 para estimular el núcleo de la célula a seguir multiplicándose. Estas enzimas desencadenan cascadas que aceleran la duplicación celular (proliferación) y retrasan el proceso de muerte natural de las células (apoptosis). Entonces, es por este motivo que hay tanta inversión en esta área. Si bloqueamos los estimuladores, el cáncer pierde la capacidad de progresar y puede ser más fácilmente (si es que podemos decirlo así) combatido.

También mencionamos anteriormente en otros artículos del blog que las proteínas (enzimas) pueden tener varias acciones diferentes, dependiendo de su secuencia de aminoácidos y de su configuración estructural. Regiones tales como los bolsillos de ATP son consideradas lugares activos naturales de la enzima. Drogas que actúan en estos lugares activos son descritos como teniendo un modo ortostérico de acción (del griego = lugar correcto, traducción libre). Sin embargo, no todas las drogas reaccionan directamente a través de esta forma ortostérica de acción. Ellas también pueden interferir en la actividad de la enzima en otros lugares a lo largo de su estructura. Cuando eso sucede, los investigadores clasifican esas drogas como poseedoras de un modo alostérico de acción (del griego = otro lugar, traducción libre. Este enlace en inglés que nos conduce a la Wikipedia nos da una explicación interesante sobre este tema). En este contexto, como mencionado anteriormente, los TKIs clásicos funcionan bloqueando  los bolsillos de ATP, lugares activos naturales de las enzimas receptoras, de manera que tienen un modo de acción ortostérico.

Debemos recordar que los FGFRs están divididos en tres partes, también llamadas dominios:
  • Extracelular;
  • Transmembrana;
  • Intracelular o tirosina quinasa

Parte del receptor de la enzima se localiza en el exterior de la célula, funcionando como una antena química. Existe una parte transmembrana, la cual atraviesa la pared celular y es el local donde, en el FGFR3, está localizada la mutación que causa la acondroplasia (figura).


Y, finalmente, está el dominio intracelular, donde los bolsillos de ATP están localizados, la parte responsable por el encendido de la cascada química que muchas veces mencionamos en los artículos de este blog. De esta manera, para que un TKI clásico ejerza su acción, tiene que entrar en la célula.

Sorpresas

Recientemente, Bono F et al, C y Herbert et al. (1,2) publicaron un par de estudios donde buscaban candidatos para potenciales nuevas drogas para bloquear los receptores de tirosina quinase (RTK). Sorprendentemente, durante los análisis, ellos descubrieron que una de las moléculas, aunque no tuviese una afinidad especial con el receptor (la carnada, el cebo recuerden, ellos estaban pescando), fue capaz de reducir la actividad del receptor. Aun testeando, probando este compuesto, al cual ellos le dieron el nombre de SSR128129E, descubrieron que funciona por medio de una interacción con el receptor fuera de la célula, de forma alostérica. Estos dos padrones: trabajar fuera de la célula y un modo alostérico de acción hacen de este nuevo compuesto el primer representante de una nueva clase de inhibidores de enzimas receptoras, tal y como fue interpretado en una nota editorial de la revista Cancer Discovery. (3)

En el caso de la SSR128129E, una de sus características es que ella no bloquea la actividad del FGFR por completo, apenas la reduce, lo que ya es una propiedad bastante interesante. Debemos recordar que tanto el exceso como la carencia de actividad de una proteína pueden causar problemas para un adecuado funcionamiento de una célula. En el caso del FGFR3, la superactividad lleva al comprometimiento del crecimiento del hueso (como lo vemos en la acondroplasia) y la ausencia del FGFR3 puede también traer problemas de salud en modelos animales y en seres humanos. (4,5) Si pudiésemos reducir significativamente la acción del FGFR3 hiperactivo, esto podría ser suficiente para rescatar el crecimiento normal o casi normal del hueso.

El segundo resultado positivo es sobre la localización de la acción. Una vez funcionando fuera de la célula, no tendría que atravesar la membrana celular, una de las barreras naturales para cualquier droga con un objetivo intracelular.

La tercera propiedad positiva es que ella parece ser bastante específica para FGFRs, no reaccionando con los demás receptores de la pared celular. Esto es muy, pero muy importante, ya que uno de los más grandes desafíos de los TKI clásicos es que ellos no son lo suficientemente específicos contra los FGFR (o particularmente FGFR3), para permitir su uso en la acondroplasia (como en el caso del TKI-258) y otros muchos inhibidores de FGFR disponibles ya revisados en artículos anteriores del blog.

Una cuarta información positiva es que, tradicionalmente, los inhibidores (o moduladores alostéricos, otra forma de nombrarlos) tienden a producir menos toxicidad que los fármacos ortostéricos clásicos.

Directo al punto: se trata de una opción para la acondroplasia?

Los investigadores estaban buscando nuevos inhibidores de FGFRs y la molécula que descubrieron es un inhibidor pan-FGFR. Esto significa que debido a la fuerte homología entre los receptores (que son muy similares en estructura), el fármaco funciona contra todos los cuatro FGFR conocidos. A partir de un primer análisis no sería apropiado para uso en cuerpos en crecimiento, ya que éstos, naturalmente, dependen de un adecuado funcionamiento de estos receptores químicos. Sin embargo, antes de decir que no a ciegas, este podría ser el caso para poner a prueba en un modelo de cultivo celular de la acondroplasia. Los investigadores probaran el SSR128129E en varios modelos de cáncer y la respuesta fue positiva. Ya sea que este compuesto particular no se puede utilizar en la acondroplasia, el descubrimiento de esta nueva clase de fármacos se abre una puerta para explorar moléculas específicas, lo cual es una perspectiva interesante.

Resumen

Fue descrita el primero compuesto de una nueva clase de inhibidores de FGFR:
Trabaja fuera de la célula en las cuatro FGFR, de forma alostérica;
No bloquea completamente la actividad de FGFR;
Funciona en las células cancerosas que presentan sobreexpresión o la hiperactividad de FGFR.

Novedad

Hace unos días, en otro estudio se trata de una estrategia que hemos discutido aquí probado con éxito en contra de su uso otro receptor enzima. Vamos a explorar este estudio en el próximo artículo, teniendo en cuenta las posibles correlaciones con acondroplasia y FGFR3.

Referencias

1. Bono F et al. Inhibition of tumor angiogenesis and growth by a small-molecule multi-FGF Receptor blocker with allosteric properties. Cancer Cell 2013;23:477–88.

2. Herbert C et al. Molecular mechanism of SSR128129E, an extracellularly acting, small-molecule, allosteric inhibitor of FGF receptor signaling. Cancer Cell 2013;23:489-501.

3. Research Watch: Targeted therapy. A first-in-class FGFR Inhibitor suppresses tumor growth Cancer Discovery. Published online first April 25, 2013; doi:10.1158/2159-8290.CD-RW2013-088.

4. Colvin JS et al. Skeletal overgrowth and deafness in mice lacking fibroblast growth factor receptor 3. Nature Genetics 1996;12:390-7. doi:10.1038/ng0496-390.

5. Toydemir RM et al. A novel mutation in FGFR3 causes camptodactyly, tall stature, and hearing loss (CATSHL) syndrome. Am J Human Genet 2006;79(5):935–41.

No comments:

Post a Comment