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Wednesday, July 6, 2016

Tratando la acondroplasia: NVP-BGJ398, un inhibidor de la tirosina quinasa, restaura el crecimiento óseo en un modelo de acondroplasia

Traducción: Maria Cristina Terceros

Para recordar

Éste y los demás artículos del blog intentan explicar la ciencia para terapias en la acondroplasia por detrás de la investigación, con textos adaptados y simplificados para así ayudar en su comprensión, evitando detalles técnicos complejos sobre los tópicos tratados. Para aquéllos que tienen más conocimientos en el área recomiendo que visiten los enlaces que aparecen en todos los textos, así como, si es necesario, las referencias citadas para obtener más informaciones técnicas.

Para los recién llegados, si bien he tratado de simplificar el texto, puede ser
que el lenguaje aquí parezca algo difícil de entender en una primera lectura. No se debe desistir. Tenemos artículos más antiguos en el blog que explican lo que es la acondroplasia, la placa de crecimiento, los condrocitos, el receptor del factor de crecimiento de los fibroblastos tipo 3 (FGFR3), las enzimas y otros tópicos relacionados utilizando analogías, animaciones e imágenes. Lo único que debéis hacer es buscar el índice en el idioma de preferencia para encontrarlos. Mantenga la tranquilidad y echa un vistazo a esos artículos. Aprender sobre el terreno que se está atravesando es bueno para no perderse, especialmente porque éste es un territorio (parcialmente) desconocido.

Un concepto básico


Si, si, lo sé, a los lectores de más tiempo (?) de este blog no les gustará, pero creo que es importante destacar un concepto sencillo sobre la acondroplasia antes de continuar. La acondroplasia es causada por una alteración (mutación) en la estructura de la enzima denominada FGFR3. El FGFR3 es un freno natural del crecimiento óseo, que va reduciendo y equilibrando la aceleración natural del crecimiento óseo producido por otros varios agentes que trabajan en el interior de las placas de crecimiento. Como en la
acondroplasia el FGFR3 funciona en exceso, el resultado es que los huesos no pueden crecer al ritmo y velocidad programados, o crecen con “el freno activado”, dando como resultado las características clínicas de esta displasia esquelética.

Ahora vamos directamente al tema.

Primera pregunta: ¿qué es el inhibidor de la tirosina quinasa (TKI)?

El inhibidor de la tirosina quinasa es una molécula pequeña diseñada para bloquear la actividad de un grupo de enzimas llamadas tirosina quinasas (TK), que actúan a través de reacciones químicas promovidas por el aminoácido tirosina. Nuestra conocido FGFR3 es una tirosina quinasa. En resumen, muchas de estas TKs están fijadas cruzando la membrana celular (Figura 1) y trabajan trasmitiendo, a través de reacciones químicas en sus estructuras, las señales procedentes de fuera de la célula hacia el núcleo celular. Éstas funcionan como antenas de TV y, por su modo de acción, estas TKs, son también denominadas enzimas receptoras (o tirosina-quinasa receptoras, las RTKs).

Figura 1. Las familias de las RTKs.


Estructura esquemática de las principales familias de RTKs humanas. Bacco F et al. http://www.cancer-therapy.org/. Reproduzido aqui somente com fins educativos.

El FGFR3 forma parte de una familia de cuatro RTKs hermanas (1 a 4). Todos los FGFRs tienen una estructura similar (Figura 2): existe una parte colocada fuera de la célula (dominio extracelular), una parte que atraviesa la membrana celular (dominio transmembrana), y una porción intracelular (o el dominio de la tirosina quinasa). Esta porción intracelular es la responsable de la transmisión de señales que provienen del exterior de la célula que va a varias redes de enzimas localizadas en el citoplasma, permitiendo que la célula responda adecuadamente a esta señal. Las señales que son "manejadas" por FGFRs provienen de los FGFs (1).

Figura 2. Estructura del FGFR3.




Como se ha dicho anteriormente, el dominio intracelular del FGFR3 tiene algunos puntos ricos en tirosina. Es importante destacar que las tirosinas se ocultan en una especie de "surco" en la estructura de la enzima, que lleva el nombre de "bolsillo de ATP" (ATP pocket; ATP: adenosina trifosfato).

Bien, ¿pero por qué las tirosinas son tan importantes?

Cuando un FGF se conecta con el FGFR3 fuera de la célula, se produce un cambio en la estructura del FGFR3 dentro de la célula, dando lugar a la apertura del bolsillo de ATP, lo que "expone" a las tirosinas al ambiente local (Animación 1). El tema es que la tirosina es un aminoácido bastante reactivo y el ambiente local es rico en ATPs, moléculas que cargan el ion de fósforo, que también es bastante reactivo. Una atrae a la otra y la reacción resultante entre las tirosinas y ATPs (que tiene el nombre de fosforilación) atrae a las enzimas más jóvenes hacia el vecindario. La reacción química "recorre" de una
enzima a la otra, lo que se denomina como "cascada de señalización". Imaginemos que éstas son cadenas de dominó, una (la señal) empuja un bloque de dominó y los demás seguirán en secuencia, hasta que los últimos alcancen algunos puntos dentro del núcleo para promover una respuesta coordinada desde el núcleo de la célula hasta la señal original. Ver la Animación 2 para seguir una señal desde fuera de la célula hasta el núcleo (la animación es un poco larga, pero instructiva).

Animación 1. Activación de la RTK y reacción con los ATPs (fuente desconocida, de YouTube).




Animación 2. Cascada de señalización.



DNA Learning Center by Cold Spring Harbor Laboratory

Bloqueando las enzimas receptoras

Ahora, imaginemos si pudiésemos colocar una "cinta adhesiva" en el bolsillo del ATP para bloquear el inicio de la reacción en cadena promovida por esas tirosinas. Si no se puede "abrir" el bolsillo, las tirosinas no estarán expuestas y la cascada de señalización se detendrá. Esto es exactamente lo que hace el TKI (Animación 3). Estos son pequeñas moléculas que pueden viajar fácilmente a través de los tejidos y de las membranas celulares y unirse a estos bolsillos de ATP dentro de la célula, bloqueando las funciones de la enzima objetivo o diana.

Animación 3. Mecanismo de acción del lapatinib, un TKI diseñado para inhibir el EGFR2/HER2 (un RTK).




Bien, ¿verdad? Entonces, ¿qué estamos esperando para sencillamente colocar uno de esos TKI que bloqueen el FGFR3 y resolver el problema del crecimiento óseo en la acondroplasia?

El problema es que los FGFRs no son las únicas enzimas que contienen bolsillos de ATP. Por el contrario, existen otras muchas familias de enzimas que los contienen también, y los bolsillos son muy parecidos en todas ellas (Figura 1). Apenas para dar un ejemplo, en el caso de la familia de los FGFRs, más del 60% de la estructura de las cuatro enzimas es parecida entre ellas, incluyendo el formato de los bolsillos de ATP (1). A esta semejanza de la estructura, se le da el nombre de homología.

Desde el momento en el cual fue identificada, muchos TKIs fueron desarrollados. Las primeras generaciones de TKIs contaban con una amplia gama de efectos al unirse a las varias y diferentes familias de enzimas al mismo tiempo (figura 3), de manera que son normalmente denominados medicamentos multiquinasas. Los TKIs más recientes son más específicos, y los desarrollares intentan encontrar la molécula capaz de bloquear apenas
una enzima, o por lo menos solamente enzimas de una determinada familia.

Ésta es una tarea difícil, exactamente debido a la homología de la estructura de estas diferentes enzimas receptoras. Sin embargo, hemos visto una serie de nuevos TKIs anti-FGFR siendo descrita en los últimos años, con menos efecto sobre otras enzimas (ya revisado en el blog).

Figura 3. TKIs antiguos y sus múltiples objetivos o dianas.



Cada bola de color representa una enzima que puede ser inhibida por estos TKIs.

Entonces, ¿los TKIs son buenos para la acondroplasia?

Ésta fue la pregunta publicada recientemente en un artículo de este blog. En aquella revisión, comentábamos sobre el estudio publicado por el grupo del Dr. Pavel Krejci relacionado con el uso de TKIs disponibles en el tratamiento del defecto del crecimiento óseo en la acondroplasia (2). El Dr. Krejci, uno de los investigadores más entusiasmados en el área del FGFR3, es también autor y co-autor de variados y relevantes estudios en los últimos diez años, o más.

Por ejemplo, él fue uno de los investigadores que trabajó en el estudio que validó el péptido natriurético tipo C (CNP) como agente esencial para promover el crecimiento óseo (3), que dio como resultado un fortalecimiento cada vez más grande en el trabajo del desarrollo clínico del vosoritide (BMN-111), que actualmente se encuentra en proceso de prueba (test) en un estudio de fase 2.

Volviendo al estudio de Gudernova et al. (2), el grupo del Dr. Krejci frecuentemente usa un modelo padrón de células de condrosarcoma de rata (RCS, una célula cancerosa de origen cartilaginosa) que, bajo activación del FGFR3, se comporta de manera semejante a los condrocitos de la placa de crecimiento. Ver el video 1 para tenerse una idea de cómo las células RCS se comportan cuando son expuestas al FGF2. En este video podemos inferir
cuales son los efectos de la señalización del FGFR3 sobre los condrocitos.

Video 1. Células RCS responden a estímulos del FGF2. Este modelo celular de FGFR3 reacciona de manera semejante a los condrocitos de la placa de crecimiento De: REACH Registry achondroplasia.



Los investigadores probaron cinco TKIs anti-FGFR disponibles en las células RCS, en un modelo de rata ex-viva (muerta) y también en ratitas recién nacidas, y concluyeron que los TKIs disponibles no serían útiles en el tratamiento de la acondroplasia, debido a que ellos bloquearon otras enzimas y a veces también causaron toxicidad celular.

Al escribir el comentario sobre este estudio, mi sentimiento era de frustración, y la razón es sencilla. El mejor abordaje para el tratamiento de la acondroplasia se daría actuando directamente sobre el receptor afectado por la mutación. El receptor afectado, sería entonces, en teoría, el problema. Si se lo pudiese inhibir o incapacitar, los condrocitos de la placa de crecimiento podrían retomar su comportamiento normal, y podríamos rescatar el crecimiento óseo, minimizando o evitando las características clínicas y las
complicaciones asociadas a esta displasia ósea.

Sólo para dar un ejemplo, vamos a comparar una terapia directa contra el FGFR3 con el actual y más avanzado tratamiento en potencial para la acondroplasia, el análogo del CNP vosotiride. El vosotiride funciona activando otra cascada de enzimas en los condrocitos, que naturalmente inhibe algunos de los efectos del FGFR3. De acuerdo con los resultados disponibles, a partir del estudio de fase 2, que está en proceso, éste ha mostrado eficacia en restaurar la velocidad de crecimiento del hueso de los pacientes incluidos (3). Sin embargo, el CNP compensa apenas los efectos de sólo una de las cascadas químicas desencadenadas por el FGFR3 (Figura 4). Por otro lado, una droga que apunte directamente hacia el receptor mutante, puede potencialmente inhibir la función excesiva de todas las cascadas de señalización activadas por el FGFR3.

FIGURA 4. Cruce de las cascadas del FGFR3 y del CNP.


Transducción de la señal del FGFR3 y estrategias terapéuticas. El FGF y la heparina se unen al dominio extracelular del FGFR3 e inducen a la activación de la quinasa, llevando a la activación de las vías de señalización corriente abajo, así como las cascadas de STAT y MAP quinasa (MAPK). El CNP se une al receptor NPR-B e induce la generación del segundo mensajero cGMP, que activa la PKG, que lleva hacia la atenuación de la vía de la MEK a través de la enzima RAF. Modificado con el permiso de Laederich y Horton (5). Fuente: Fundación Alpe.
 Validación y comparación de resultados

En la última década, diferentes estudios relacionados con la acción farmacológica de los TKIs anti-FGFR ya habían demostrado que éstos pueden bloquear varias enzimas al mismo tiempo, aparte de los FGFRs (como fue explicado anteriormente). Un pequeño número de estudios también mostró resultados conflictivos de TKIs en el crecimiento de los huesos, debido a los efectos “lejos del objetivo” (otras enzimas potencialmente afectadas por el
TKI) (6-9). De esta manera, el estudio del grupo del Dr. Krejci (2) parecía apenas confirmar lo que se supone deba suceder en el interior de la placa de crecimiento, cuando se usa un TKI anti-FGFR.

Por lo tanto, quedé (gratamente) sorprendido y, aliviado también, cuando leí el estudio recientemente publicado por el grupo de la Dra. Laurence Legeai-Mallet (10). Su grupo testeó (probó) el TKI NVP-BGJ398 (BGJ398; Figura 5) (11), una de las moléculas testeadas por el Dr. Krejci, como un potencial abordaje terapéutico en la acondroplasia.

Figura 5. Estructura del BGJ398.



Nuevos aires

Entonces, ahora que contamos con un conocimiento básico de lo que es un TKI y los desafíos acerca de usarlos como una terapia para la acondroplasia, vamos a revisar este estudio bastante interesante con el BGJ398 en la acondroplasia e intentar colocar sus conclusiones en perspectiva. ¿Será que vemos en el horizonte otra solución terapéutica para el tratamiento de la acondroplasia?

Resumidamente, en el estudio de grupo del Dr. Krejci, como ya vimos, ellos trabajaron con modelos in vitro e in vivo, y verificaron que todos los TKIs habían bloqueado, no solamente el FGFR3 en los modelos celulares, sino también otras enzimas, lo que causó toxicidad. Ellos probaron uno de los TKIs, el AZD4547 (12), en ratitas recién nacidas, y descubrieron que, en vez de promover el crecimiento, la droga produjo alteraciones en el crecimiento y también una significativa toxicidad, dependiendo de la dosis y aún de la
muerte de los animales. Considerando todos los resultados en conjunto, la conclusión fue que los TKIs disponibles no podrían ser utilizados en el tratamiento de la acondroplasia, debido a su falta de especificidad y riesgo de toxicidad.

Sin embargo, el estudio trajo más conocimiento sobre las propiedades de esos TKIs, en relación a su capacidad de inhibir muchas RTKs. Una información interesante fue la de que el BGJ398, si bien era capaz de inhibir varias enzimas, lo hizo en dosis mucho más altas de lo necesario, para de una manera particular, inhibir al FGFR3. En otras palabras, el BGJ398 parecía tener más afinidad con el FGFR3 que con todas las demás enzimas probadas, incluyendo los demás miembros de la familia FGFR. Para respetar los derechos
autorales de la publicación, no voy a reproducir la tabla que muestra esta información, pero se puede consultar el artículo y ver la Tabla 1.

Por lo tanto, el estudio del grupo de la Dra. Legeai-Mallet trae nuevos aires al campo, y muestra cómo es importante verificar y confirmar los resultados obtenidos en una investigación anterior.

Rescatando el crecimiento óseo

En resumen, el grupo de la Dra. Legeai-Mallet probó el BGJ398 en varios experimentos de células y tejidos y en un modelo animal de acondroplasia y descubrió que éste era capaz de rescatar el crecimiento óseo y básicamente todas las características clínicas de la acondroplasia. Por ejemplo, el uso de este TKI corrigió, no solamente el atraso de crecimiento de los huesos largos causado pelo FGFR3 mutante, sino también el defecto en la base del cráneo, las vértebras, la bóveda craneal (las sinostosis) y en los discos
intervertebrales.

Veamos este estudio con más detalles.

Primero, los investigadores trabajaron con condrocitos humanos que muestran y manifiestan varios tipos de FGFR3 mutante y descubrieron que el BGJ398 fue capaz de inhibir la fosforilación del FGFR3 (recordemos lo que vimos anteriormente).

A continuación, probaron si variadas y diferentes dosis del BGJ398 serían capaces de rescatar el crecimiento óseo en un cultivo de fémur embrionario y descubrieron que, a una concentración de 100 nM (nano molares), este TKI fue capaz de rescatar el crecimiento óseo completamente. Ellos encontraron resultados bastante parecidos con la misma dosis en un modelo de la base del cráneo.

Hagamos aquí una pequeña pausa para un corto reabastecimiento, para ver el
significado de la palabra nano Molar. Molar es una unidad usada para medir la concentración de una substancia en una determinada solución (o medio). Para fines farmacológicos, cuanto menor la concentración de la dosis necesaria para obtenerse el efecto deseado, mejor es para una terapia en potencial en cualquier campo. De esta manera, es común aceptar que un potencial candidato a droga debe “trabajar” en concentraciones dentro de la franja nanomolar.

Volviendo al estudio, los investigadores probaron el BGJ398 en un modelo de rata con acondroplasia, el mismo que había sido usado para explorar el uso del vosoritide años atrás (13). Ellos probaron en ratas recién nacidas con una dosis subcutánea diaria de 2 mg/kg durante 15 días y verificaron que esta dosis fue bien tolerada, “sin alteración notable del comportamiento" (10).

De acuerdo con el estudio, las ratas pequeñas portadoras de mutación semejante a la de la acondroplasia, tratadas con BGJ398 tuvieron un significativo rescate de su crecimiento óseo en comparación con los animales de control. Sin embargo, es importante notar que, en comparación con animales no afectados, el crecimiento no fue completamente rescatado, como podemos observar en las imágenes y gráficos mostrados en el estudio (guardar estas informaciones para más tarde). No puedo reproducir las imágenes aquí
porque debo respetar los derechos de autor, (el artículo no es de libre acceso).

Ellos también probaron los efectos del BGJ398 en la columna vertebral, en el cráneo y en los discos intervertebrales, incluyendo las sincondrosis y el foramen magno, y verificaron que el fármaco también era capaz de mejorar el crecimiento en todas estas áreas. Esto es relevante porque necesitamos conocer el impacto de cualquier terapia sobre las características clínicas de la acondroplasia.

Un aspecto importante para usarse un TKI anti-FGFR para bloquear el FGFR3, es la posibilidad de hacerse lo mismo en otros FGFRs. El FGFR1 también es producido en la placa de crecimiento, así los investigadores verificaron si el BGJ398 estaba también causando cualquier perturbación en la señalización del FGFR1 y constataron que no era el caso. Esto significa que, con la dosis usada en el estudio, el BGJ398, condujo significativamente a la inhibición solamente del FGFR3.

Ellos todavía verificaron como el BGJ398 estaba trabajando en los condrocitos de la placa de crecimiento. Querían comprobar si las cascadas de enzimas desencadenadas por el FGFR3 habían sido realmente afectadas por este TKI.

También identificaron que las principales vías activadas por el FGFR3, la MAPK y la STAT1 (Figura 6), habían sido inhibidas por el BGJ398. Pudieron también verificar que, usando este TKI, el nivel de señalización de estas vías en las placas de crecimiento de las ratitas portadoras de la mutación de la acondroplasia era comparable al de los animales no afectados (controles).

Figura 6. Principales vías de señalización del FGFR3.



Vías de señalización activadas por el FGF/FGFR. El FGF induce a la dimerización, a la activación de la quinasa y a la transfosforilación de los residuos de tirosina del FGFR, llevando a la activación de las vías de señalización de manera descendiente (hacia abajo). Diferentes vías son estimuladas por la FGF/FGFR, como ser Ras-MAP- quinasa, PI-3 quinasa/AKT y las vías del PLC-y. Aparte de eso, la señalización del FGF también puede estimular la vía de STAT1/p21. La señalización FGF/FGFR también fosforila las proteínas Shc y Src. Los FGF/FGFR desempeñan papeles cruciales en la regulación de la proliferación, diferenciación y en la apoptosis de los condrocitos a través de las vías de señalización de manera descendiente (hacia abajo). De: Su N et al. Bone Res 2014; 2: 14003. Artículo de libre acceso, figura reproducida aquí apenas con fines educativos.
 La cuestión del momento ideal

Como vimos anteriormente, el grupo de la Dra. Legeai-Mallet probó los efectos del BGJ398 durante 15 días en ratas recién nacidas y los resultados fueron bastante relevantes. Sin embargo, ellos no se detuvieron ahí, y también probaron ese TKI en ratas mutantes de más edad. Aunque el fármaco haya presentado efectos positivos en el crecimiento óseo, éstos eran mucho más suaves de lo que fue visto en los animales más jóvenes. Algo también relevante fue, como vimos anteriormente (y puede ser conferido dándole una lectura al estudio), que aun dado en el nacimiento, el rescate del crecimiento óseo con BGJ398 no fue completo, y estamos hablando de un fármaco
proyectado para bloquear directamente el receptor y no uno que actúa indirectamente, por medio de otra vía, como lo hace el CNP.

Los huesos comienzan a crecer tempranamente dentro del útero, y el efecto de la mutación del FGFR3 que lleva a la acondroplasia ya es detectable en el tercer trimestre del embarazo, porque las placas de crecimiento de los huesos, en vez de seguir un programa de crecimiento normal, están “conectadas” en el formato de “freno activado”.

La mayor parte de las consecuencias a largo plazo de la acondroplasia, están ya presentes en el momento del nacimiento.


¿Por qué es esto importante? Porque es probable que, si queremos reducir los efectos de la mutación FGFR3 y ayudar a los niños a crecer mejor, el momento ideal para comenzar cualquier tratamiento para la acondroplasia sería en el nacimiento y, si fuésemos capaces de hacer eso, aún antes, durante el embarazo. Contamos con un ejemplo de que el tratamiento para la acondroplasia en el útero es ya factible. ¿Recuerdan que el grupo japonés que trabaja con la meclizina (14) también probó esa droga en ratas embarazadas y no relató cualquier tipo de toxicidad? Esta estrategia no es imposible (pero sí es probablemente bastante difícil de ser implementada).

Por lo tanto, el momento de comenzar la terapia es fundamental para la acondroplasia.

Terapia indirecta vs. terapia directa

Y por último, pero no lo menos importante, como dijimos anteriormente, los investigadores usaron el mismo modelo de rata que fue usado para probar el vosoritide (13). Al comparar los resultados de ambas terapias concluyeron que el BGJ398 fue superior al análogo del CNP. En otras palabras, el abordaje directo del FGFR3 debe ser mejor que el indirecto.

Al final de cuentas, ¿podremos usar un TKI en el tratamiento de la acondroplasia?

Con base en la evidencia histórica, diríamos que sería arriesgado usar un TKI en el tratamiento de la acondroplasia, debido a la falta de especificidad. Sin embargo, el estudio del grupo de la Dra. Legeai-Mallet en un breve resumen presentado aquí nos muestra que, con los TKIs más recientes que se han desarrollado y probado cuidadosamente, es posible que en un futuro cercano lleguemos a tener otra buena noticia en esta área. Un detalle importante sobre el BGJ398 es que la mayor parte del trabajo pre-clínico con este fármaco, ya fue realizado, porque éste ya se encuentra en estudios clínicos contra el cáncer (ClinicalTrials.gov).

Otra información bastante importante para tomarse en cuenta sobre este estudio es que los investigadores obtuvieron resultados notables sobre el crecimiento óseo en su modelo de acondroplasia, utilizando dosis de BGJ398 de 10 a 100 veces más bajas que las utilizadas para las pruebas (tests) en modelos de cáncer.

En realidad sería interesante entender como la empresa Novartis, desarrolladora del BGJ398, está viendo los resultados obtenidos por el grupo de la Dra. Legeai-Mallet y si este grupo está dispuesto a realizar pruebas en otros modelos pre-clínicos para la acondroplasia. Es probable que, con la riqueza de información ya existente, algunas pocas pruebas (tests) adicionales serían necesarias para validar o no el BGJ398 como un abordaje en potencial para comenzar el desarrollo clínico para la acondroplasia. Sin embargo, algunas preguntas son necesarias. Por ejemplo, ¿existen algunas señales de toxicidad no mostradas en las pruebas ya realizadas?

Sí o No (go/no go)

En el tiempo de las terapias-objetivo (diana), ambos, tanto los reguladores como la industria, unidos, deben cambiar sus mentalidades para permitir que nuevas terapias lleguen a enfermedades anteriormente intocables. La decisión de proseguir con el desarrollo clínico de un fármaco en potencial(go/no go) es difícil, y está basada en muchos parámetros diferentes. En una interesante revisión sobre el tema, publicada hace dos años, los autores mencionaron cinco ítems (llamados cinco Rs, de la palabra Right, correcto en inglés) que necesitarían de evaluación para saberse cual era la oportunidad de que un determinado candidato a medicamento fuese bien sucedido y llegase al mercado (15). Será que nosotros (quien desarrolla el medicamento)contamos con el:

1. Objetivo correcto (¿estamos apuntando al objetivo correcto en esa enfermedad en particular?)
2. Paciente correcto (¿tenemos a los pacientes correctos para probar el fármaco?)
3. Tejido correcto (¿estamos probando el fármaco en las células y en los tejidos correctos?)
4. Seguridad correcta (¿estamos seguros sobre el perfil de seguridad del fármaco?)
5. Potencial comercial correcto (¿estamos seguros que permitirá un buen retorno a la inversión realizada?)

Sin embargo, la toma de decisión no se restringe a esos cinco ítems, sino que también se relaciona con cuanto el desarrollador estaría dispuesto a asumir el “riesgo” de fracaso de este nuevo fármaco, el cual podría costar hasta cientos de millones de dólares. En otras palabras, puede ser difícil decidir si esa nueva terapia en potencial es un riesgo o una oportunidad de negocio. Muchas de las grandes industrias farmacéuticas son contrarias, se oponen a asumir riesgos en áreas donde la experiencia es rara, o el territorio no se encuentra bien mapeado. In dubio, prohibere (En la duda, prohibir).

Ya hemos examinado los desafíos para el desarrollo de fármacos en los artículos anteriores en el blog. Existen en el horizonte terapias en potencial para la acondroplasia aguardando la actitud o mentalidad correcta para ser más desarrolladas y, posiblemente, llegar a los niños que las necesiten.

¿Quién será que va a asumir la tarea?

Nota

En el próximo artículo vamos a hablar un poco más sobre el desarrollo de medicamentos y el momento adecuado para iniciar la terapia en la acondroplasia. El artículo prometido sobre el uso de la edición de genes para la acondroplasia vendrá a continuación.

Referencias

1. Ornitz DM and Marie PJ. Fibroblast growth factor signaling in skeletal development and disease. Genes Develop 2015;29:1463–86. Acceso libre.

2. Gudernova I et al. Multikinase activity of fibroblast growth factor receptor (FGFR) inhibitors SU5402, PD173074, AZD1480, AZD4547 and BGJ398 compromises the use of small chemicals targeting FGFR catalytic activity for therapy of short-stature syndromes. Hum Mol Genet 2016; 25(1):9-23.

3. Pavel Krejci at al. Interaction of fibroblast growth factor and C-natriuretic peptide signaling in regulation of chondrocyte proliferation and extracellular matrix homeostasis. J Cell Sci 2005;118 (21):5089-100. Acceso libre.

4. Irving M et al. Vosoritide (BMN 111) in children with achondroplasia: Results from a Phase 2, open label,sequential cohort, dose escalation study. Abstract presented at the American Society of Bone and Mineral Research 2015 Meeting. Presentation Number: LB-1154. October 12, 2015.

5. Laederich MB and Horton WA. FGFR3 targeting strategies for achondroplasia. Exp Rev Mol Med 2012;14:e11.

6. Brown AP et al. Cartilage dysplasia and tissue mineralization in the rat following administration of a FGF receptor tyrosine kinase inhibitor. Toxicol Pathol 2005;33: 449–55.

7. Rastogi MV et al. Imatinib mesylate causes growth deceleration in pediatric patients with chronic myelogenous leukemia. Pediatr Blood Cancer 2012;59:840–45.

8. Tauer JT et al. Impact of long-term exposure to the tyrosine kinase inhibitor imatinib on the skeleton of growing rats. PLoS One 2015;24;10(6):e0131192. Acceso libre.

9. Hall AP et al. Femoral Head Growth Plate Dysplasia and Fracture in Juvenile Rabbits Induced by Off-target Antiangiogenic Treatment. Toxicol Pathol 2016.pii: 192623316646483. [Epub ahead of print].

10. Komla-Ebri D et al. Tyrosine kinase inhibitor NVP-BGJ398 functionally improves FGFR3-related dwarfism in mouse model. J Clin Invest 2016;126(5):1871-84.

11. Guagnano V et al. Discovery of 3-(2,6- dichloro-3,5- dimethoxy-phenyl)- 1-{6-[4- (4-ethyl- piperazin-1- yl)-phenylamino]- pyrimidin-4- yl}-1- methyl-urea (NVP-BGJ398), a potent and selective inhibitor of the fibroblast growth factor receptor family of receptor tyrosine kinase. J Med Chem 2011;54(20):7066-83.

12. Gavine PR et al. AZD4547: an orally bioavailable, potent, and selective inhibitor of the fibroblast growth factor receptor tyrosine kinase family. Cancer Res 2012;72(8):2045-56.

13. Lorget F et al. Evaluation of the therapeutic potential of a CNP analog in a Fgfr3 mouse model recapitulating achondroplasia. Am J Hum Genet 2012;91(6):1108-14. Acceso libre.

14. Matsushita M et al. Meclozine promotes longitudinal skeletal growth in transgenic mice with achondroplasia carrying a gain-of- function mutation in the FGFR3 gene. Endocrinology 2015;156(2):548-54.

15. Cook D et al. Lessons learned from the fate of AstraZeneca’s drug pipeline: a five-dimensional framework. Nature Rev Drug Disc 2014; 13: 419-31.

Sunday, March 27, 2016

Bloqueando la producción del FGFR3 para tratar la acondroplasia (1ª parte)

Traducción: Maria Cristina Terceros

Introducción

El blog tiene en la actualidad 24 seguidores (es lo que dice Google…) Esos lectores resilientes probablemente piensan que repito demasiado la misma información, ya que los artículos muchas veces comienzan con conceptos básicos sobre la acondroplasia antes de entrar directamente en el tema. Eso es verdad, pero yo sé que a veces otros visitantes pasan por aquí, por lo que es bueno intentar ponerlos a todos a un mismo nivel. A fin de cuentas, siempre intento incluir algo nuevo en estas introducciones (¡lo que es verdad también en esta de aquí!)

Releyendo los artículos más recientes, me doy cuenta de que, a veces, el lenguaje y las explicaciones pueden parecer difíciles de ser comprendidos para el lector de primer viaje. Si éste cree que está siendo difícil entender algunos de los temas comentados aquí, puede dar un vistazo a los primeros artículos del blog, escritos en 2012. Ellos podrán ayudar a circular más fácilmente a través de los nuevos. Por ejemplo, el tema de este artículo ya fue visto anteriormente en otros tres artículos de 2012:
Y, en 2013, escribí otro artículo sobre este tema:
 Será de utilidad leerlos antes de continuar, ya que el tema tiene sus complejidades.

Algunas informaciones básicas

La acondroplasia es causada por una mutación en el gen FGFR3, el cual codifica  (contiene las instrucciones para la producción de) 
una proteína llamada receptor del factor de crecimiento del fibroblasto tipo 3 (FGFR3) (1,2). El FGFR3 tiene un papel fundamental en el desarrollo óseo, que es el de reducir la velocidad del crecimiento del hueso (3). Funciona como un freno en el interior de las estrechas regiones localizadas dentro de ambas extremidades de los huesos largos llamadas placas de crecimiento (Figura 1). Las placas de crecimiento son las estructuras responsables por el alargamiento de los huesos tubulares (o largos). Las células dentro de la placa de crecimiento, los condrocitos, son responsables por el crecimiento del hueso a través de un proceso bastante complejo, donde el FGFR3 forma parte de él.

Figura 1. La placa de crecimiento


En las Figuras 1 y 2 podemos observar que los condrocitos de la placa de crecimiento están posicionados de manera que, bajo el estímulo continuo de muchos agentes de crecimiento activos (incluido el FGFR3), parten de un estado de reposo (resting zone), pasan a un organizado frenesí proliferativo (proliferative zone), son sometidos a un aumento masivo de volumen (hypertrophic zone) y, finalmente, dan lugar a las células responsables por la construcción del nuevo hueso, los osteoblastos. Como un pequeño detalle, algunos autores en revisiones recientes han considerado que el tamaño de la zona hipertrófica es determinante para el alargamiento del hueso (4).

Figura 2. El ciclo de vida de los condrocitos y muchos de los agentes que participan en el desarrollo del crecimiento óseo.


Como mencionado anteriormente, el FGFR3 actúa para equilibrar el efecto de otros varios agentes que estimulan la proliferación de los condrocitos. Si no hubiese FGFR3, los huesos crecerían excesivamente, causando problemas de salud, como vemos en casos relatados en la literatura (5).

Sin embargo, en la acondroplasia, la mutación en el gen FGFR3 hace con que éste se active mucho más de lo normal, lo que a su vez lleva a la interrupción del crecimiento del hueso. Bajo el efecto de un FGFR3 superactivo, los condrocitos reducen su tasa de proliferación, y menos de ellos sufren hipertrofia (Figura 3). Con menos condrocitos madurando y creciendo, la zona hipertrófica no llega a su potencia total y vemos que hay comprometimiento en el crecimiento óseo. Básicamente, casi todas las características clínicas y las consecuencias para la salud en la acondroplasia, pueden ser explicadas a través de este mecanismo (4).

Figura 3. Placas de crecimiento de un modelo de rata con acondroplasia (derecha) y de un animal no afectado (a la izquierda).

Compare las longitudes de las zonas proliferativas (PZ) e hipertróficas (HZ) entre las placas de crecimiento normal y afectada. Adaptado y reproducido aquí de Yingcai W et al. PNAS 1999;96:4455-60, solamente con fines educativos.
La actividad del FGFR3 depende de las señales que llegan de afuera de los condrocitos. En la Figura 4, se puede ver que el FGFR3 es como una antena de TV, colocada en el tejado de la casa (membrana celular). Éste recibe señales químicos traídos por factores de crecimiento de fibroblastos (FGFs) que circulan en las cercanías de los condrocitos, en el interior de la placa de crecimiento. Cuando un FGF enciende la antena, una señal química atraviesa el cuerpo de la antena (el cuerpo del FGFR3) y enciende otras varias cascadas químicas en el interior de los condrocitos (6). Digamos que es el FGFR3 activo “apretando botones en el panel de control de la célula”.

Figura 4. Las cascadas químicas intracelulares del FGFR3 (de Nature Reviews Cancer 2005).


Los científicos cuentan ahora con una buena comprensión de cómo el FGFR3 actúa en los condrocitos, los “botones” que aprieta para hacer con que los condrocitos paren de crecer, aunque no es raro que traigan más detalles para este proceso.

Aprender sobre el mecanismo de acción de las proteínas, tales como el FGFR3, es como crear un mapa de carreteras destacando sus cruzamientos, puntos de chequeos, estaciones de tren, etc. Ese mapeamiento permite que los investigadores trabajen en soluciones para superar la falta o el exceso de actividad de esas proteínas. Muchas terapias actuales para un gran número de enfermedades han sido creadas con la ayuda de esos mapas, una vez que ayudan a encontrar los objetivos correctos para combatir una determinada condición médica.

Pensando en terapias para la acondroplasia, como también para otras muchas enfermedades causadas por una única proteína hiperactiva, el movimiento natural es el de encontrar un agente que pueda interrumpir a esa proteína de ejercer su función. Teóricamente, eso podría ayudar a revertir o a minimizar sus efectos.

Se puede conseguir interrumpir la acción del FGFR3 a través de variadas y diferentes vías (observa las “estaciones de tren” en el mapa de la cascada de señalización en la Figura 3), desde bloquear la recepción de la señal de la antena o a través del bloqueo de los botones en el panel de control hasta el de contrabalancear el efecto de una de aquellas cascadas químicas, a través del estímulo de una cascada antagonista.

La mayoría de esas estrategias ya fue revisada aquí en el blog. Por ejemplo, podemos bloquear la antena con anticuerpos concebidos para que se conecten con ella. Existen por lo menos tres anticuerpos contra el FGFR3 publicados en la literatura, los cuales han sido explorados en estudios clínicos para el cáncer activado por FGFR3 (ver este artículo).

Podemos bloquear los botones en el panel de control con pequeñas moléculas llamadas inhibidores de tirosina quinasa (TKI). Hay muchas TKIs disponibles, pero hasta ahora ninguna lo suficientemente buena como para ser usada en la acondroplasia (ver este 
artículo). Y se puede también estimular otra antena de la célula (otro receptor) para reducir la actividad del FGFR3, como observamos con el vosoritide, un análogo del péptido natriurético tipo C (CNP), actualmente en un estudio clínico de fase 2 para la acondroplasia. El vosoritide imita al CNP al unirse a su receptor localizado en la membrana celular del condrocito (como el FGFR3). El receptor es activado y su señalización intercepta la MAPK, la principal cascada de señalización del FGFR3, inhibiéndola en el nivel de la “estación del tren” RAF (Figura 5) (ver este artículo).

Figura 5. La cascada de señalización del CNP intercepta la cascada MAPK desencadenada por el FGFR3.
Matsushita M et al. (2013). PLoS ONE 8 (12): e81569. Reproducido aquí apenas con fines ilustrativos.
Éstos son apenas algunos ejemplos entre otras diversas estrategias que ya están siendo exploradas para la acondroplasia (ver este artículo). Sin embargo, existen otros tipos de abordaje que podrían ser adecuados para controlar o regularizar el FGFR3 y, después de esta larga introducción, vamos a hablar sobre una de ellas, que sería la de bloquear la producción del FGFR3 (está en el título, ¿no es verdad?) En realidad, ya la revisamos aquí en el blog (¡los artículos en lo alto de este texto! ¿Llegaron a leerlos?) Pero, como hay nueva información que va llegando, pensé que valdría la pena hablar sobre ella nuevamente. A fin de cuentas, está estrategia podría ayudarnos, más adelante, a entrar en otra nueva estrategia en potencial que también trabaja con DNA, RNA y maquinaria de transcripción de genes.

Regulando el regulador

Como sabemos, nuestro DNA es una especie de caja fuerte donde es almacenada la información química necesaria para crear las proteínas fundamentales para nuestro cuerpo. La vida es un proceso dinámico y existe siempre la necesidad de producir nuevas proteínas, de manera que las células, tejidos y el cuerpo puedan funcionar normalmente como un todo (Animación 1, inglés, 2:41min).

Animación 1. Desde el DNA hasta la proteína (yourgenome.org).


La forma como el proceso por el cual el DNA es “leído” y “copiado” para generar proteínas, frecuentemente puede llevar a estados en que algun gen que codifica la información para generar una proteína podría permanecer ampliamente “abierto” para ser “leído”, de manera que la proteína podría ser producida sin parar. Esto, a su vez, podría dar como resultado, problemas de salud. Por ejemplo, algunos tipos de células cancerígenas, como ser en el cáncer de mama, son capaces de iniciar la superproducción de “antenas”, tales como nuestro FGFR3, para captar más señales externas en circulación que estimulan todavía más el crecimiento del cáncer.

En condiciones normales, este exceso de producción de proteínas no se da porque la célula tiene diferentes medidas de control de calidad que funcionan para regular este proceso. Una de ellas está constituida por moléculas de RNA.

Pero, aquí vayamos lentamente, paso a paso. Recuerdo que, en mi época de colegio, cuando comencé a estudiar biología celular, existían tres tipos clásicos de RNA: RNA mensajero (mRNA), RNA de transferencia (tRNA) y RNA ribosómico (todos ellos aparecen en la animación anterior). Bien, desde entonces, la lista de los tipos de RNA no paró de crecer. Podemos dar un vistazo en esta página de Wikipedia (en inglés) para obtener una lista de tipos de RNA ya identificados.

Algunas de estas moléculas de RNA están bastante involucradas en el proceso de control de la producción de proteínas y el enfoque aquí está en la familia microRNA, o simplemente miRNA (ya visto en los artículos mencionados anteriormente). Se demostró que esas moléculas de RNA controlan la cantidad de proteínas producidas por la célula. Les invito a que vean la Animación 2, (Inglés, 4:53min) de Katarina Petsche, quien nos da una visión global de la síntesis del miRNA y de cómo éste funciona:

Animación 2. La síntesis y el mecanismo de acción del miRNA (por Katarina Petsche).


Básicamente, debido a la capacidad de degradación de mRNAs, los miRNAs han sido clasificados como moléculas "silenciadoras de genes". Como la proteína-objetivo no es producida, es como si el gen no estuviese funcionando (o apagado, silenciado).

Existen millones de miRNAs diferentes y cada uno de ellos fue concebido para unir a un número limitado de mRNAs. Ya fueron identificados varios miRNAs, como ser el miRNA-100 (o miR-100), que se une al mRNA del FGFR3, pero aquí tenemos un problema. Si bien los miRNAs son bastante específicos con sus objetivos, estos objetivos no son únicos. Cuando pensamos en “silenciamiento” de un gen específico, por ejemplo el FGFR3 en la acondroplasia, no significa que se quiera “silenciar” otros genes-objetivos, ya que eso podría conducir a otros problemas de salud.

Entre los variados miRNAs que mostraron que ejercían una función de control sobre el FGFR3, el miR-100 parece ser uno de los más relevantes, ya que existen evidencias de que éste realmente controla el FGFR3. Diferentes estudios publicados recientemente exploraron la unión entre el miR-100 y el FGFR3 en el cáncer pancreático (7), el glioblastoma (8), el sarcoma (9) y en células de cáncer de pulmón (10) y mostraron que, en las células que "súper producen" miR-100 había menos FGFR3 disponible y vice-versa, y todos concluyeron que el miR-100 fue capaz de inhibir el crecimiento del cáncer en sus experiencias. No debemos sentirnos confundidos ante el hecho de que el FGFR3 sea usado por las células cancerígenas para crecer. Esto sucede porque el FGFR3 es un freno solamente para los condrocitos de la placa de crecimiento; en otras células éste funciona como un acelerador… Estos tipos de descubrimientos pueden llevar al desarrollo de una nueva estrategia de estímulo de expresión (de producción) de miR-100 en las células cancerígenas que utilizan el FGFR3 para crecer, para silenciar el gen FGFR3 y combatir el tumor.

Entonces, si un abordaje como éste puede ser usado para el tratamiento contra el cáncer, ¿serían adecuados el miR-100 u otros miRNAs para el tratamiento de la acondroplasia?

Probablemente no, porque, aunque exista evidencia de que ellos inhiben al FGFR3, también existen otras proteínas que pueden verse afectadas por sus acciones, lo que también podría acarrear problemas indeseables. En resumen, los miRNAs no son lo suficientemente específicos.

Bien, entonces, ¿cuál sería el objetivo de esta revisión? El tema es que los investigadores fueron capaces de crear, en laboratorio, otro tipo de RNA que hace básicamente lo mismo que los miRNAs (aprender un poco sobre uno, es aprender sobre el otro…). Sin embargo, existe una diferencia importante: como es sintetizado en el laboratorio, probablemente tendrá una especificidad mucho más grande para el FGFR3. Esta molécula de RNA sintética es llamada de pequeño RNA de interferencia (small interference RNA) o simplemente siRNA. Estudios ya realizados muestran que los siRNAs usan la misma maquinaria celular y causan efectos similares a los de los miRNAs (11). Los investigadores tienen que introducir el siRNA en el interior de la célula y después ver que éste funciona como un miRNA. Actualmente, un abordaje “simple” para probar que un gen se une a una determinada función se da en la aplicación de un siRNA específico y en la observación de los efectos de silenciamiento de aquel gen.  Por ejemplo, eso fue realizado en diferentes contextos de enfermedades (11) y también en la acondroplasia, en un estudio realizado por Pintor y Legeai-Mallet (12).

Si has leído el artículo de 2013 sobre RNAs sabes que por lo menos una empresa de biotecnología con sede en los Estados Unidos de América (Marina Biotech) patentó una estrategia de interferencia de RNA como posiblemente útil para el tratamiento de la acondroplasia (13). Ahora, descubrí otra patente para el uso de moléculas de ácidos nucleicos para tratar la acondroplasia (14) (Santaris Pharma, Roche), entonces parece que ha habido algunos intentos recientes para llegar al FGFR3 en la acondroplasia usando la estrategia siRNA.

No sabemos si estos abordajes llegarán al desarrollo clínico, debido a que uno de los principales desafíos para las terapias en base a ácidos nucleicos (el RNA está compuesto por ácidos nucleicos, como ya sabes) es cómo hacer con que esos agentes alcancen sus objetivos. Como las moléculas de RNA son tan poderosas, el cuerpo tiene un gran número de agentes de protección para garantizar que esas moléculas no circularán libremente por mucho tiempo. El RNA es el código genético de muchos virus causantes de enfermedades, y el cuerpo debe estar preparado para liberarse de ácidos nucleicos extraños, para defenderse de infecciones. Por lo tanto, las moléculas de RNA tienden a ser rápidamente degradadas por enzimas neutralizantes, y esto podría explicar en parte por qué no vemos progresos rápidos en esta área. Para la acondroplasia, el desafío es todavía más grande, debido a que las células objetivo, los condrocitos, están en un ambiente bastante protegido, el cartílago de la placa de crecimiento, un lugar difícil de ser alcanzado (ver este artículo anterior del blog).

Entregando la encomienda

La entrega a domicilio es realmente un desafío, y es por este motivo que usé el verbo “introducir” cuando describí el uso del siRNA tres párrafos antes. No es fácil hacer con que las moléculas de RNA lleguen al interior de las células, es necesario usarse un taxi (lo que se llama de transportador, vector, etc.), o un disfraz. Por ejemplo, en varios estudios fueron aplicados apéndices en la molécula del RNA, lo que las hizo más estables y resistentes a la neutralización por enzimas. En enfermedades donde la célula objetivo se encuentra en un tejido con flujo directo de sangre, esto puede ser suficiente para permitir con que el siRNA entre en la célula, pero en un tejido como la placa de crecimiento, donde no existe un flujo sanguíneo directo, ¿cómo es que esto puede ser alcanzado?

Aquí no se trata de una cuestión trivial. Una posible estrategia para hacer con que una droga llegue a su objetivo es encontrar algo que solamente ese objetivo posee (como un marcador), cosa que no es tarea fácil, pero aun así se trata de algo viable. En el caso de los condrocitos de la placa de crecimiento, posiblemente uno de estos marcadores es un receptor celular (otra antena) llamado CD44. El problema aquí es que el CD44 es expresado por muchas células diferentes. Entonces, ¿se trata de algo inútil? Tal vez no, porque la mayoría de las células que poseen CD44 no expresan el FGFR3 en un nivel significativo, de manera que la influencia de un siRNA contra el FGFR3 en ellas, posiblemente no iría a causar cualquier problema. La idea sería anexar o cubrir la molécula de RNA a otra molécula que podría unirse al CD44. Una vez unido, el sistema celular que mantiene el equilibrio de las antenas traería este CD44 ocupado hacia el interior de la célula, donde el siRNA sería liberado para encontrar su objetivo y ejercer su función esperada. Ésta es apenas una idea personal, nunca encontré un trabajo que explorase este abordaje específicamente en esta área.

Conclusión

Podría parecer que esta revisión no ayudó mucho en términos de traer una nueva terapia potencialmente espectacular para la acondroplasia. Sería más como una revisión general de la enfermedad, una vez que el blog ya tiene artículos sobre miRNAs y siRNAs. Sin embargo, no estamos perdiendo tiempo: los procesos aquí brevemente mencionados, servirán para ayudarnos a viajar por un proceso todavía más complejo, la edición de genes (gene editing), una potencial estrategia terapéutica que se encuentra en este momento bajo las luces de los reflectores.

¿Podría ser usada para el tratamiento de la acondroplasia?

Por lo que ya aprendí hasta ahora, diría que sí, pero vamos a ver en el próximo artículo. Aún me encuentro estudiando este tópico
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Referencias

1.Bellus GA et al. Achondroplasia is defined by recurrent G380R mutations of FGFR3. Am J Hum Genet 1995;56(2):368-73Free access.

2.
Rousseau F et al. Mutations in the gene encoding fibroblast growth factor receptor-3 in achondroplasia. Nature 1994;371(6494):252-4. Free access.

3. 
Laederich MB and Horton WA. FGFR3 targeting strategies for achondroplasia.Expert Rev Mol Med 2012;14:e11.

4. 
Narayana J and Horton WA. FGFR3 biology and skeletal disease. Connect Tissue Res 2015;56(6):427-33. 

5. 
Makrythanasis P et al. A novel homozygous mutation in FGFR3 causes tall stature, severe lateral tibial deviation, scoliosis, hearing impairment, camptodactyly, and arachnodactyly. Hum Mutat 2014;35(8):959-63.

6. 
Ornitz DM and Marie PJ. Fibroblast growth factor signaling in skeletal development and disease. Genes Dev. 2015 Jul 15;29(14):1463-86. Free access.7. Li Z et al. MicroRNA-100 regulates pancreatic cancer cells growth and sensitivity to chemotherapy through targeting FGFR3. Tumour Biol 2014;35(12):11751-9.

8. 
Luan Y et al. Overexpression of miR-100 inhibits cell proliferation, migration, and chemosensitivity in human glioblastoma through FGFR3. Onco Targets Ther 2015;8: 3391-400. Free access.

9. 
Bi Y et al. Overexpression of miR-100 inhibits growth of osteosarcoma through FGFR3.Tumour Biol 2015;36(11):8405-11.

10. 
Luo J et al. Overexpression of miR-100 inhibits cancer growth, migration, and chemosensitivity in human NSCLC cells through fibroblast growth factor receptor 3.Tumour Biol 2015; published online Aug 28. DOI 10.1007/s13277-015-3850-z. 

11.
Videira M et al. Preclinical development of siRNA therapeutics: towards the match between fundamental science and engineered systems.Nanomedicine 2014;10(4):689-702.

12. 
Guzman-Aránguez A, Legeai‐Mallet L, Pintor J. Fibroblast growth factor receptor 3 inhibition by small interfering RNAs in achondroplasia. Anales Real Acad Nac Farm 2011; 77(1).

13. Marina Biotech Patent WO 2011139842 A2. Nucleic acid compounds for inhibiting fgfr3 gene expression and uses thereof.

14. Santaris Pharma WO 2014080004 A1. Compositions and methods for modulation of fgfr3 expression.

Tuesday, January 12, 2016

Tratando la acondroplasia: cuarto año en línea


Traducción: Maria Cristina Terceros

En enero de este año el blog está completando cuatro años desde la publicación del primer artículo. Muchas novedades surgieron en este tiempo. Vimos como el primer medicamento en potencial para tratar la acondroplasia llegaba a la etapa de estudios clínicos, y vimos también otros tantos siendo descritos en la literatura con potencial para reducir o aliviar las muchas complicaciones clínicas observadas en ésta y en otras displasias esqueléticas.

El objetivo del blog permanece siendo el mismo: proporcionar información sobre la acondroplasia y sobre la investigación de terapias para esta displasia esquelética, de una manera que el hermético lenguaje de la ciencia sea traducido a un texto más accesible. Sé que a veces los artículos aquí presentados parecieran todavía algo difíciles de digerir por completo, pero pueden estar seguros de que estoy siempre trabajando para hacer con que ellos sean más comprensibles para el lector no científico.

Muchos de los artículos vienen con una introducción que revisa (o revisita) los fundamentos básicos de la acondroplasia. Si el que usted está leyendo, sobre todo si se trata de alguno de los más recientes, le pareciera difícil de ser entendido, lo invito a que deje de leerlo y a que visite los artículos más antiguos en la página del índice. Vamos a dar dos ejemplos. Tal y como acabo de escribir anteriormente, prácticamente todos los artículos hacen referencias a la placa de crecimiento y al FGFR3, y frecuentemente la introducción hace un resumen de los conceptos básicos, sólo para colocar el tema de ese artículo en su contexto. Si usted está teniendo dificultades para comprender la placa de crecimiento y su relación con la acondroplasia, ¿por qué no intenta leer el primer artículo publicado al respecto? ¡Se encuentra aquí!

Muchas personas están interesadas en la vosoritida y en sus ensayos clínicos y este análogo del CNP ha sido últimamente objeto de varios artículos, a medida que nuevas informaciones sobre su desarrollo clínico se van publicando. Sin embargo, algunos de los lectores tienen dificultad para comprender la naturaleza de esta terapia en potencial para la acondroplasia. Si este fuera su caso, intente leer uno de los primeros artículos sobre el CNP publicados aquí en el blog.

El blog ahora tiene algunas nuevas características. Le he añadido dos nuevas páginas a la barra de página: Soporte e Información (Support & Information) e Investigación (Research). La primera enumera algunas de las principales organizaciones dedicadas a la acondroplasia y / o a las enfermedades raras en el mundo. Allí, se pueden encontrar informaciones relevantes tanto para usted como para su comunidad que podrán ayudarlo(a) a enfrentar los desafíos diarios o en los aspectos médicos y / o sociales. La segunda lista se refiere a los investigadores que trabajan en áreas que pueden aportar nuevas soluciones para la acondroplasia y otras displasias esqueléticas en el futuro. Finalmente, la página principal (home page), que a partir de ahora pasa a mostrar los últimos tres artículos del blog.

Gracias María Cristina Terceros por tu permanente ayuda en la traducción de los artículos al español. También quiero agradecer a todos los lectores por las preguntas y los destaques en sus comentarios, así como estoy agradecido por las discusiones en nuestro grupo Achondroplasia en Facebook. Me alegra ver que el blog ha alcanzado 140.000 visitas este mes y agradezco a cada visitante por el interés en los temas que reviso o discuto aquí. Usted es la razón de este blog. ¡Feliz Año Nuevo!